sábado, 2 de mayo de 2009

Batman

Luis Ramón Estevanez nació en Guadalajara, México, en 1971. Hijo único de un matrimonio de clase media, su infancia transcurrió entre las peleas de soldaditos de plomo con su amigo Tobías Whale y su gran afición: las historietas de Batman. A los 8 años, el 4 de julio de 1979, sus padres bebieron de más en una fiesta. Al regreso, se accidentaron con su automóvil y murieron. Una tía creyó que Luis no era capaz de comprender los motivos de la tragedia: le contó que sus padres habían sido asesinados de dos balazos por un ladrón de poca monta. Luis lloró dos semanas. Cuando pudo dejar de hacerlo, comprendió que el hecho no era sino una poderosa señal. Comprendió su destino.
Durante tres años, Luis leyó todos y cada uno de los textos que pasaron cerca suyo. Se dedicó a formarse intelectualmente. A los 11 años, pidió a su tío Carlos, que era cinturón amarillo, que le enseñara Artes Marciales. Juntos, llegaron a cinturón negro. A los 16 años, rogó a su tía que lo autorizara para irse del país y que le diera anticipadamente el dinero del seguro de vida de su padre. Durante veinticuatro meses, viajó por El Salvador, Guatemala, Trinidad y Tobago y Jamaica en busca de mayores conocimientos. La injusticia que había ocurrido con sus padres, juraba, no volvería a suceder.
Retornó a Guadalajara y la noche del 4 de julio de 1989 se puso un traje similar al de Batman, que había comprado en una tienda de disfraces, y salió a patrullar las calles. Esa vez, evitó que un viejo borracho atacara a una señora. Durante la noche siguiente, intentó detener un robo y fue asesinado de dos balazos por un ladrón de poca monta. Los periódicos locales sólo hablaron de que fue encontrado muerto “un joven disfrazado”. Nadie habló de que intentaba hacer justicia, ni de la temprana muerte de sus padres, ni de Batman. Y nadie habló de su tía.

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