jueves, 1 de diciembre de 2016

¿Y vos de qué trabajaste?

Por Martín Estévez

Fue el 30 de marzo de 2002, me acuerdo bien. A eso de las 11 de la mañana. El tipo se fue al fondo del cuartito, volvió y me los dio en la mano. “700 hoy y 700 mañana”, me dijo. Le pregunté por dónde había que ir. “Sólo repartimos acá cerquita, así que andá por dónde quieras”, respondió. Yo tenía 17 años, 700 volantes de la remisería Capri y una sonrisa orgullosa: había conseguido mi primer trabajo.

En aquel momento casi no había puestos, pero yo necesitaba hacer lo que fuera: tenía que pagarme los viajes a DeporTEA. Eran doce colectivos por semana y, gracias a mi habilidad para mentir, había conseguido un carnet para comprar boletos a 32 centavos. No mentí una vez: mentí durante los tres años que duró la carrera.


Pero no usé la plata para eso. Había leído muchas entrevistas en las que los futbolistas contaban que, con su primer contrato, les compraron una casita a los viejos, así que yo también quise tener mi momento de gloria. Y lo tuve.

Al día siguiente, repartí con honestidad los últimos 700 y pasé a cobrar. Era domingo de Pascuas, entré a mi casa con el pecho inflado. Metí la mano en un bolsillo, saqué los 14 pesos que había ganado con el sudor de mis piernas y dije con grandilocuencia:

—Esta plata es para colaborar con lo que gastaron en el almuerzo.

¡Qué recuerdo hermoso, la puta que me parió! En aquel momento, el viaje mínimo de un remís valía 2 pesos y una grande de muzzarella valía 3: para mí, esos 14 pesos eran una fortuna.

Mientras ustedes recuerdan su primer trabajo y se preparan para contarme cuál fue, les hago una listita de los diez más raros que tuve.

• Cartonero (2002-2003) 

Mi abuelo Víctor me dio la idea. Sabía que, a pocas cuadras, un señor acumulaba papel y cartón en su casillita, para vender; y sabía que yo necesitaba plata. Atábamos con prolijidad los Clarín, Olé y Pronto que se compraban en casa, las cajas de pizza, los papeles usados y después yo salía por el barrio para ver si encontraba algo más.

Si pudiera guardar una imagen de esa época, sería esa: Víctor y yo caminando por Lomas de Zamora con una carretilla, juntos, llevando un montón de papel y cartón. Nos daban 40 centavos por kilo, y nos quedábamos charlando con el cartonero, ahora nuestro colega, que nos contaba que lo revendía a 60 centavos, y que le venía muy bien que fuéramos socios.

• Embolsador de tornillos (2003) 

Era como en las películas, se los juro: una fábrica infinita ubicada en el centro industrial de Burzaco, con horario estricto de entrada, hombres grandotes usando su fuerza bruta, una chicharra que sonaba a la hora del almuerzo, una especie de cinta por donde pasábamos y nos servían la comida, otra chicharra para volver a trabajar y una última para irnos.

Fue el trabajo más alienante que hice, codo a codo con el hermano de mi novia. Nos daban un bolsón de tornillos, un bolsón de tuercas y un bolsón de bolsitas. Teníamos que agarrar dos tornillos y dos tuercas, meterlos en la bolsita, caminar hasta una máquina que los sellaba con calor, volver y ponerlos adentro de una caja de algo que no sabíamos qué era. Así, martes y jueves de 8 a 17.

Nos contrataron hasta terminar de embolsar, así que no duramos mucho; habrán sido tres semanas. Pero fue un flash: nos veíamos al lado de obreros de 45 años, obreros de verdad, de esos que trabajan a lo bestia, y almuerzan, y vuelven a trabajar sin quejarse. No parábamos de reírnos y de sufrir, porque nos dolían las manos, la espalda, la cabeza. Nunca antes, y nunca después, me sentí tan parte de la clase trabajadora.

• Llenador de formularios (2006) 

Cuando terminó mi primer paso por el diario Clarín, fui un desocupado más. Conseguí mi siguiente trabajo de un modo prehistórico: compré el diario, leí los avisos, armé un mapita y viajé a decir “vengo por el aviso”. Me tomaron a prueba en Multiled, una empresa de carteles electrónicos que quedaba cerca de Constitución.

Camisa y corbata, de lunes a sábado, trato muy frío, 500 pesos por mes, nueve horas por día atendiendo el teléfono y llenando formularios como este:
Cuando mi vida comenzaba a ser un infierno, recibí un llamado salvador: me ofrecieron escribir en la revista de Fox Sports. Menos mal.

• Corrector en un café (2006-2008) 

La cosa era así: nos juntábamos sábado o domingo en un café y Christian, ex compañero de Clarín, me daba las páginas de la revista sobre Banfield que producía. Él miraba un rato para otro lado y yo corregía las notas (incluida la que yo mismo había escrito) a la velocidad de la luz. Al principio lo hacía a cambio del café y una medialuna de manteca; después, Christian empezó a pagarme 80 pesos por mes.

Nos pasó algo hermoso: en un café de Lanús nos atendió Ricardo Zielinski, actual director técnico de Racing. Era el dueño, pero había faltado la empleada y no quería cerrar. Nos deseó suerte con la revista y nos preparó dos cortados con mucha espumita. Christian es testigo.

• Modelo publicitario (2007) 

Una diseñadora amiga, Sandra, me llamó desesperada.

—Se nos cayó el modelo y necesitan alguien como vos. 


—¿Qué? —le respondí sin entender nada.

—Sí, sí, lo iba a conseguir yo, pero no puede —insistió. Por favor, me tenés que salvar. Son unas fotos nada más. Plata no hay, pero te dan los productos de regalo.

“Me tenés que salvar” es una frase imposible de esquivar. Sólo por eso estuve cuatro horas fingiendo usar almohadones de todo tipo frente a un fotógrafo. Sólo por eso, tal como pueden ver apretando acá y acá, sigo figurando en los catálogos de una marca llamada Mejor Postura casi diez años después.

• Estampador de remeras (2008-2010) 

Mi primo Matías, talentoso diseñador, creó su propia marca de remeras: EA Ropa. El tallercito era en el fondo de casa, así que a cada persona que pasaba cerca, Mati la ponía a apretar shablones o a colgar remeras en la soga. Yo pasaba seguido a propósito, porque me gustaba conversar con él y porque, cuando terminábamos, me regalaba la remera que peor había quedado. Todavía, la mitad de mi ropa lleva el símbolo de EA.



• Evitador de peleas (2009) 

Cuando cerró la revista de Fox Sports, otra vez engordé la lista de desempleados. Hice de todo en aquellos meses, pero el trabajo más glorioso fue organizador de torneos de fútbol 5. Fue nuevamente Christian el que me convocó y mi tarea más importante no era llenar planillas, darle charla al árbitro o entregarle una coca al ganador, sino evitar que los equipos protagonistas terminaran agarrándose a piñas. 

Lo logré casi siempre, excepto una vez: los diez jugadores de Malna y CPJ Avellaneda se empezaron a dar con todo, me quise meter a separar y ligué también. Ahí me di cuenta de que era mejor dejar que se pegaran, y contarlo después en las notas que escribía por gusto después de cada partido.

Editor-corrector-diseñador-y de todo de un libro (2010) 

Al principio, la municipalidad de Los Toldos iba a invertir mucho dinero en un libro por el centenario del club Viamonte, que sería escrito por la periodista Angelina Lombardo. Pablo Aro Geraldes me recomendó para dar una mano en la edición de textos; pero de pronto, por razones presupuestarias, el equipo de trabajo se vio reducido a Angelina y yo.

No supe renunciar a tiempo: Angelina escribía los textos y yo corregía, editaba, recortaba, diseñaba, retocaba fotos, armaba los PDF y hasta hablaba con la imprenta para saber cuánta demasía necesitaba la solapa de la tapa. Yo, hasta ese momento, no sabía qué demonios era la demasía.

Valió la pena: el libro, de más de cien páginas, quedó hermoso.

 • Extra publicitario (2010) 

Antes que seguir recibiendo piñas de futbolistas amateurs, preferí copiarme de mi amigo Sebastián Fernández y probar otro trabajo desesperado: ¡extra de avisos publicitarios!

No fallaba: hacías castings, te sacabas unas fotos y al poco tiempo te mandaban un mensaje de texto parecido a este:

"Publicidad martes 11 hs tiempo indefinido $ 20 la hora + $ 30 después de las 8 horas . Zona Palermo. Para confirmar llamar al 4861-4666".

Y yo llamaba, y me la pasaba ocho o nueve horas esperando para ser, durante veinte o treinta segundos, una persona que pasaba caminando por atrás, o parte de una muchedumbre, o sólo para tirar papelitos desde un segundo piso. 

Lo mejor, por lejos, fue cuando se filmó una publicidad en cancha de Racing: Martín Palermo fingía festejar un gol y yo hacía de fotógrafo. Esa noche grabé un videíto que pueden ver clickeando acá.

• Vendedor de historietas (2010-2013) 

Un día, decidí que tener 7.000 historietas era demasiado y que tenía que achicar la colección, así que elegí las peores y me senté en la plaza de Lomas durante horas. 

No vendí ninguna.

Por suerte, después conocí algo hermoso llamado Feria del Libro Independiente y Autogestiva, donde decenas de lectores que me las compraron o me las cambiaron por un sánguche vegetariano. Por suerte, todavía guardo algunas.


Ahora sí, los escucho: ¿cuáles fueron sus trabajos más raros?

2 comentarios:

Unknown dijo...

Lo bueno de la amplia experiencia laboral es que siempre se la puede aplicar en algo de la vida cotidiana o en futuros trabajos. O no...
Yo siento que con la edad que tengo y los trabajos que tuve y realice, estaria en el momento indicado para jubilarme... pero no me da ni la edad, ni los aportes.Por que muchos trabajos fueron ejercidos en el lado oscuro de esta galaxia.
A continuación los enumero, con un vago resumen de los mismo...
Moza (15) : en cumpleaños, bodas, eventos. Me pagaban con creditos y una vianda de la fiesta! ☺
Repartidora de volantes/ delivery de casa de comidas me pagaban $5 cada vez que iba.
Animadora de fiestas infantiles (15-17) tambien me pagaban con creditos!
Mc Donalds (17-19): mi primer trabajo en relación de dependencia, me pagaban en pesos, no era mucho pero para los gastos de la facultad estaba muy bien!
Cines Village (19-21) me pagaban mas trabajaba mas horas.
Medias Stylo (21-22) Siiii vendia Medias de todo tipo, en un local en la cañitas muy top!
Radio Limite, Radio el Mundo, Radio RK como asistente de producción completamente ad honorem!!!
Telenexo (22-23): soporte telefonico para empresas �� no sabia nada aprendi a los ponchasos!
WRevista: la independencia llego!!!
Levi's (23-24) (25-26) cajera, trabaje renuncie, volvi a trabajar volvi a renunciar... la gente del shopping es especial...
Editorial de la mujer: corretaje de libro feministas ��
Filomena Boutique (27-...) mi querida floreria...
y tengo 32 años... cuantos trabajos me faltaran???
Angeles Becker (Periodista/Florista)

Anónimo dijo...

Todo esto me deja pensando dos cosas: la primera que a veces cuando nos quejamos de alguna boludez puntual del trabajo ni siquiera reparamos o respetamos lo que hicimos anteriormente y que parte de ese esfuerzo nos trajo hasta acá. Digo que está bien quejarse e inconformarse con ciertas cosas pero cada tanto valorar un poco también está bueno, y como segunda cosa me parece una aberración que nunca me hayas contado esa hermosa historia del Ruso. Ya espero la nota de Zielinski en EG como técnico de Racing que empiece con ese recuerdo personal.

Dicho esto, cuento que mi primer trabajo fue en 2011. Llevaba poco tiempo en Buenos Aires y respondí un aviso en internet que proponía ir a una reunión en Cash Collector, una "empresa" de la que ni había registros casi. Fui y en una entrevista sumaria me dieron el trabajo. Era un call center dedicado a la gestión de cobranzas que consistía en perseguir a deudores llamándolos a cuanto teléfono de contacto tuviésemos para que se pagaran sus deudas. Después de un año y monedas y alguna advertencia del otorrino de que estaba por quedarme un poco sordo en no sé qué porcentaje de mi oído derecho, decidí irme a otro lugar. Justo me rescató una pasantía de EG.