Despierto los días con cara de nada
Cada mañana, un nuevo resurgir
Ver el Sol es una foto que debería guardar para siempre.
Asomo a la vida con algo de temor
Solitario, peón sin rey
Veo un sendero largo y sinuoso
Con final incierto, como en un cine.
Elevo mis sueños y me acerco a ellos
Inválido quijote contra sus molinos de viento,
Pero me alejo tan rápido que ni puedo verlos
(que no te sorprenda que sea así).
Como un gladiador a sus escudos
Me abrazo a cada esperanza sin titubeos
En mi ciudad, las dudas son de papel
Y yo sin tijeras, y yo sin tijeras...
Esquivo obstáculos una y otra vez
Pero hay malas noticias para mí y para vos:
Siempre hay uno demasiado alto.
“Quelevachaché”, me dice un viejo sabio
“La vida es una herida absurda”, grita un tango que suena fulero.
Con avasallante melancolía recibo al atardecer
Que me trae un mar de recuerdos
Buenos, malos, gloriosos... recuerdos, al fin.
Pienso: “Ya no hay héroes en este país de villanos”
Viejos comics me gritan lo contrario, pero no los escucho
Si estás demasiado ocupado con los problemas,
¿Para qué prestarle atención a las soluciones?
No esconde bien la noche
Mi decepción por el fin de otro día
Perdí una batalla (otra más), pero la guerra continúa.
Me encuentro por momentos sin rumbo
Como un goleador sin arcos
Pero tiro una pared con mis sueños
Que siempre, pero siempre, la devuelven redonda.
El círculo está por cerrarse
Y el final del camino, incierto ya no es
No descubrí nada nuevo en él
Es más, creo que siempre supe cómo sería
Porque ya lo había visto... ya lo había visto.
Al final, la vida es como un partido de truco
Donde el Destino es el que reparte
Y a mí sólo me queda esperar mejor suerte la próxima vez.
O seguir tirando paredes...
O seguir tirando paredes...
Cada mañana, un nuevo resurgir
Ver el Sol es una foto que debería guardar para siempre.
Asomo a la vida con algo de temor
Solitario, peón sin rey
Veo un sendero largo y sinuoso
Con final incierto, como en un cine.
Elevo mis sueños y me acerco a ellos
Inválido quijote contra sus molinos de viento,
Pero me alejo tan rápido que ni puedo verlos
(que no te sorprenda que sea así).
Como un gladiador a sus escudos
Me abrazo a cada esperanza sin titubeos
En mi ciudad, las dudas son de papel
Y yo sin tijeras, y yo sin tijeras...
Esquivo obstáculos una y otra vez
Pero hay malas noticias para mí y para vos:
Siempre hay uno demasiado alto.
“Quelevachaché”, me dice un viejo sabio
“La vida es una herida absurda”, grita un tango que suena fulero.
Con avasallante melancolía recibo al atardecer
Que me trae un mar de recuerdos
Buenos, malos, gloriosos... recuerdos, al fin.
Pienso: “Ya no hay héroes en este país de villanos”
Viejos comics me gritan lo contrario, pero no los escucho
Si estás demasiado ocupado con los problemas,
¿Para qué prestarle atención a las soluciones?
No esconde bien la noche
Mi decepción por el fin de otro día
Perdí una batalla (otra más), pero la guerra continúa.
Me encuentro por momentos sin rumbo
Como un goleador sin arcos
Pero tiro una pared con mis sueños
Que siempre, pero siempre, la devuelven redonda.
El círculo está por cerrarse
Y el final del camino, incierto ya no es
No descubrí nada nuevo en él
Es más, creo que siempre supe cómo sería
Porque ya lo había visto... ya lo había visto.
Al final, la vida es como un partido de truco
Donde el Destino es el que reparte
Y a mí sólo me queda esperar mejor suerte la próxima vez.
O seguir tirando paredes...
O seguir tirando paredes...
(El mito: es lógico que estas palabras no sean las mejor enreveradas, acá empieza una búsqueda. Fallida, claro, pero remonta la melancolía, las citas, un estilo que no es sino una suma de estilos. Y les juro que atrás hay un dolor, hay un chico asustado que tiene que dar un paso que cada día no podía dar. No se trata de romanticismo, se trata de esas extrañas cargas que todos llevamos hasta lo insoportable. Ver el Sol es una foto que debería guardar para siempre...).
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