... Donde una manifestación de expresiones dejan sensación; donde el crepúsculo amenaza a la doncella; pasión, surcos... y donde ser bueno es fácil...
Llamaste llorando
Y llegué muy deprisa
Si no perdí el tiempo
Perdí la sonrisa.
Volviste riendo
La noche fue día
Fue el cielo mi calma
Y el sol, tu alegría.
Entraste en un cuarto
Ausente de estrellas
Injusto fue verte
Tan lejos de ellas.
Creaste galaxias
Y en ese proceso
Sentí el Universo
Tan sólo en un beso.
Y así fui la Tierra
Y tú las maravillas
Que la recorrían
Haciendo cosquillas.
Y llené los mares
Pero fueron bellos
Sólo cuando tú
Te sumergiste en ellos.
Si yo soy tu calma
Y tú mi entereza
Si soy tu soldado
Y tú mi princesa
Si soy tu presente
Y tú mi futuro
Camino con calma
Y comprendo tu apuro.
Entiendo que quieras
Volar por el cielo
Yo te esperaré
Sentado en el suelo.
Si un día regresas
(y no importa el cuándo)
Busca mi mirada:
Te estará esperando.
Es que soy un misterio
Y tú eres un regalo
(y te pido disculpas
por todo lo malo).
Es que estoy soñando
Y tú eres mi sueño
Y un mundo más lindo
Y un hijo pequeño...
Y llamaste cantando
Y planché mi camisa
No pensé en el tiempo
Y lustré mi sonrisa.
Llegaste riendo,
No recuerdo el día,
Llenaste mi alma
Y me diste alegría.
Miraste mi cuarto
Saludaste estrellas
Tus ojos brillaron
Tan puros como ellas...
Y si soy tu silencio
Y tú mi canción
Si yo soy tu alma
Y tú mi corazón
Que nunca lo olvides,
Te pido por Dios,
Que soy sólo un hombre
Que muere por vos...
(La hermosura de esperar a la persona que adorás. La música de fondo, un hilo de nerviosismo, la sonrisa desvelada. Y ese espacio triste, casi profético: "si un día regresas, y no importa el cuándo, busca mi mirada, te estará esperando". Sí: el dolor de esperar a la persona que adorás).
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