domingo, 12 de octubre de 2008

Un sueño hecho de barriletes

Tres primaveras, mil vendavales
Quince perfumes con olor a vos
Cien bendiciones, cuarenta males
Tan sólo quiero que seamos dos...

Que el paria enloquecido del fracaso no nos alcance
Que el dolor potenciado por el error no nos separe
Que el hambre gris de la rutina no nos devore
Que el lobo voraz de la muerte no nos destruya.

Por favor, no creas que te lo exijo
Ni siquiera al destino, ni siquiera a Dios
Por favor, hoy mírame fijo
Regálame un silencio que no sea atroz.

Por favor, no te vayas sin antes despedirte
Por favor, no me llames si no vas a hablar
Por favor, no te escondas si no puedo encontrarte
Por favor, no me agarres si me soltarás.

Y si sólo es un sueño hecho de barriletes
Y si nunca yo lo podré lograr
Árbol del amor, seré tu raíz
Seré la voz dulce de tu enamorado
No es que quiera pedirte que me hagas feliz
Tan sólo quiero ser feliz a tu lado.

(Finalmente, el paria enloquecido nos alcanzó: hoy, todos los silencios son atroces. Claro: era un sueño hecho de barriletes. Y, sin sus ojos, nunca supe remontar)